Suele todo ser en vano. Siempre la vida va bordeando lo pragmático, lo ilógico, lo vacío y lo fragmentado. No sé si es el destino que juega en contra de nuestros actos o es la mierda que impulsa esa maldita forma de atacar lo que deseamos. En un instante todo lo que creamos se vuelve un bosquejo de lo que quisimos ser. Todo lo que fuimos armando es parte de los insospechados matices de la experiencia, sin embargo matizar no es suficiente para aprender. Estoy cansada. Cada día que pasa las cosas se hacen más absurdas y quiero retroceder y tener diez. Todo lo que armamos se desarma. Toda esa belleza se espanta y vuelve el día gris. Me quiero envolver y quedar aquí, no quiero oir ni buscar nada. Lo que supuestamente existe se esfuma rápidamente y aunque me empeño por expulsar consciente esta ridícula angustia que me acongoja, la nostalgia no me deja. Y lo vuelvo a pasar mal. Vuelvo a explotar y a mendigar calma entre mis manos, para mis ojos, para la estúpida lucha interna de ser lo que soy y no lo que pretendo. No puedo restringir más lo que siento, odio querer conteniendo lo que es esto. Me persigue la culpa, el miedo, la frialdad. Por más que intente llorar no logro cambiar. Se me apreta el cuerpo y me deja inmovil, sin poder inquietarme y avanzar. ¿Qué es esta sensación de rendirme frente a las cosas que quiero enlazar en mis recuerdos? ¡Por qué lloro! si ya no habían lágrimas ¡Por qué me amargo! cuando la dulzura la iba encontrando. ¡ Por qué te vi! si estabas escapando de mi. Pero tenía que ser así... sin conocernos, aunque distinguiste entre la gente y me miraste. Yo sólo perseguí la única salida que había...cerrar los ojos y volver a olvidar, sin ensañarme en los tuyos. Detesto todo, porque todo lo que tengo no es mio. Entonces daño mis tacos de tanto correr y debilito mis huesos cuando desvanezco. Todo se va, tal cual llega. Todo se encariña tal cual se evita. Y yo no quiero seguir evitando. Malditas noches que no se van con el otoño. Malditas manos que perdí sin tocarlas. Malditos suspiros que sólo fueron eso. Malditas personas que nos atacan de la manera más hipócrita, derribando el dolor para volver a construirlo. No quiero más riesgos. Conservo detestar la felicidad que me trajo aquí para entristecerme. Quiero perder, borrar y escapar. Quiero descansar y volver sin memoria a este lugar, sin retroceder, sólo despojándome con facilidad...para volver a verte y esquivar todo esto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario