Es tan conocida mi risa y mis miedos para ti, que seguramente imaginas porque no hablo más cuando estoy contigo. El final del cuento se hace habitual. Raya en la incertidumbre. El trayecto de la historia parece escribirse de igual forma una y otra vez, aunque su descenlace es incierto, ¡como La Historia sin fin! ¿recuerdas?
Lo bueno es que hoy nos reímos y disfrutamos más que lamentarme y tú odiarme. Es una instancia que se había terminado, pero en estos estados en los que a veces caemos, sigue vigente la fusión del humor, soledad, desenfreno y a veces, en ciertas miradas, un toque de romanticismo, lo que me agrada.
Calienta el agua, tomemos un té después de sentarme en tu sofá para no escapar.
Me acerco a ti con un toque bruto, algo que antes era raro. Te beso, intento descontrolarte pero más descontrolada me siento yo cuando noto que hay un sesgo de cariño que no me deja ir a la cama sin antes abrazarte. Pero son sólo minutos para mirarte, tocarte con lentitud y quererte denuevo… luego continuamos nuestro ritmo, subimos a tu pieza y reclamo ternura, cuando por dentro pido a gritos que nos agitemos con la sensualidad de siempre.
Eres bello ¿te lo han dicho? Te miro y respiro… me río. No son segundos, es un recuerdo patente cuando me detengo a pensar en lo que parece que amé. Ahora es real y lo mejor de esto es que es una verdad sobria y parcialmente sin amor.
Puedo cambiar la cama al desnudarme sin ti, sin embargo me cuesta cambiar las ansias que me penan cuando entro a tu departamento. Luego despierto ante la típica resolución de vestirme e irme sin poder decirte lo que odio restringir cada vez que paso de un estado infantil al de casi mujer; te quiero.
Con pantaleta de Hello Kitty y una camiseta café intento abrazarme a tu cama un minuto más. Sinceramente me hubiese encantado despertar contigo y desperdiciar todo un día ante tus ojos sólo cubierta por las sábanas en las que derramé vino, así por la tarde levantarme y volver a preparar té…
Soy tu niña. Somos tan diferentes. Una vida llena de desilusiones y otra aprendiendo recién a desilusionarse. Una vida llena de amor y otra que tal vez no sabe más que la insistencia por ti.
Perdida en esta noche me acordé de mucho. Lo más insólito es que antes lloraba por miles de palabras y hoy sólo se me viene a la mente un brindis de ron y wisky cuando nos sentimos libres abrazándonos ante muchos ¿te acuerdas?
Volví a escribir. No te espantes; no es bipolaridad ni obsesión, sino que un toque de esmalte en plena luz de una noche con fiebre.
Lo bueno es que hoy nos reímos y disfrutamos más que lamentarme y tú odiarme. Es una instancia que se había terminado, pero en estos estados en los que a veces caemos, sigue vigente la fusión del humor, soledad, desenfreno y a veces, en ciertas miradas, un toque de romanticismo, lo que me agrada.
Calienta el agua, tomemos un té después de sentarme en tu sofá para no escapar.
Me acerco a ti con un toque bruto, algo que antes era raro. Te beso, intento descontrolarte pero más descontrolada me siento yo cuando noto que hay un sesgo de cariño que no me deja ir a la cama sin antes abrazarte. Pero son sólo minutos para mirarte, tocarte con lentitud y quererte denuevo… luego continuamos nuestro ritmo, subimos a tu pieza y reclamo ternura, cuando por dentro pido a gritos que nos agitemos con la sensualidad de siempre.
Eres bello ¿te lo han dicho? Te miro y respiro… me río. No son segundos, es un recuerdo patente cuando me detengo a pensar en lo que parece que amé. Ahora es real y lo mejor de esto es que es una verdad sobria y parcialmente sin amor.
Puedo cambiar la cama al desnudarme sin ti, sin embargo me cuesta cambiar las ansias que me penan cuando entro a tu departamento. Luego despierto ante la típica resolución de vestirme e irme sin poder decirte lo que odio restringir cada vez que paso de un estado infantil al de casi mujer; te quiero.
Con pantaleta de Hello Kitty y una camiseta café intento abrazarme a tu cama un minuto más. Sinceramente me hubiese encantado despertar contigo y desperdiciar todo un día ante tus ojos sólo cubierta por las sábanas en las que derramé vino, así por la tarde levantarme y volver a preparar té…
Soy tu niña. Somos tan diferentes. Una vida llena de desilusiones y otra aprendiendo recién a desilusionarse. Una vida llena de amor y otra que tal vez no sabe más que la insistencia por ti.
Perdida en esta noche me acordé de mucho. Lo más insólito es que antes lloraba por miles de palabras y hoy sólo se me viene a la mente un brindis de ron y wisky cuando nos sentimos libres abrazándonos ante muchos ¿te acuerdas?
Volví a escribir. No te espantes; no es bipolaridad ni obsesión, sino que un toque de esmalte en plena luz de una noche con fiebre.
1 comentario:
Gaba te pasaste, escribes increible,de verdad que me meti en la lectura y me imaginaba weas... es el objetivo... ya lokilla sigue escribiendo y vuelate mas mira que lo traspasas... cuidate y nos vemos mañana po... chau
sarten rox
Publicar un comentario