Debo estar volviéndome loca, pero denuevo te ví. Y te huelo...estás mirándome cada vez que me siento aquí para escribir. ¿Cómo pudiste entrar sin irte aún? Tus léxicos precisos y tu sonrisa ambiciosa me provoca temblores porque no entiendo tu presencia en esta mesa. O es muy intensa mi soledad o el encanto que provocaste en mí es de un tono surreal. Podrías moverte inadecuadamente, podrías gritarme y obligarme a expulsarte...y la imagen que proyectas seguiría intacta en el techo de mi habitación. Tal vez es eso...una sombra inalcanzable la que me incita a adorarte sin hablarte. Pero tus frágiles ojos me dijeron que esperara y es por eso que te escribo, porque algún día me pediras palabras...y ahí te diré que las palabras existían antes de posarte en mi abdomen y respirar a mi ritmo. El vino se está entibiando y el chocolate derritiéndose...que increíble como te espero...
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