De tanto buscar llegamos al lugar menos propicio. Para mi era un encanto, para Carla era lo más comunista del planeta. Pero estaba ahí. El hombre que esperé bajo la lluvia diez horas estaba sentado frente mio mirándome. Era hermoso, tenía sus ojos verdes maltratándose y su boca saboreaba una piscola. Era bello , ni su bigote aparentaba demonio. Era hermoso. Pasaron los segundos y le hablé, era tanta la injusticia en su belleza que me quedé ahí mirándolo. Pasaron los minutos y él estaba ahí sin saber lo que miraba...a mí. Luego entre empanadas y mojito ( una mezcla más que rara) se acercó a la mesa, depsués que le dije siéntate aca. Fue inútil. Llegó mi lado como pendejo enamorado, pero estaba más loco que cualquier individuo normal. Nos amamos en palabras y sonreímos. Nos hicimos cariño pero me fui. No pude soportar el no. No quería esperar ver qué pasaba entre nosotros, aunque indagaba en saber quien era él. No pudo aguantar y le temió a la espera. Me dijo que le gusté y él a mí me encantó. Más triste fue mi noche cuando tuve que volver. Más injusto mi engaño cuando me habló de pasión. Pero más sana la verguenza cuando te dicen que no y no quiebra la razón.
Lo vi irse a otra mesa antes de mantenerme precisa en su volcán alimentado de ¿Qué es hoy? y ¿Quién soy yo?
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